A partir de la transición política en nuestro país ocurrida en el año 2000 logrando el triunfo Vicente Fox Quezada, es que distintos partidos y actores políticos han puesto sobre la mesa distintas propuestas de reformas del estado mexicano. Dichas propuestas, como en todos los rincones de este planeta sean regímenes democráticos, parlamentarios y no se diga, en los autoritarios, el contenido de ellas obedecen a intereses de los grupos de poder en turno y por ende, encontraremos desde la buena voluntad y el ánimo de contribuir al bienestar del país, hasta el lucro de los detentadores del poder y el oportunismo político.
Una propuesta de reforma del estado es la reducción de los conocidos Plurinominales, siendo estos cargos públicos de diputados federales y locales, lo mismo que senadores, todos electos bajo el principio de representación proporcional; es decir, son aquellos que electoralmente no fueron votados de forma directa por la ciudadanía (conocidos técnicamente como electos por el principio de mayoría relativa) y que por ese hecho, nunca los vimos en campaña ni en propaganda política alguna, sino que los referidos plurinominales se encuentran en un listado previamente registrado a la elección ante la autoridad electoral, que en función a los resultados obtenidos por los partidos a que pertenecen, al lugar en la lista en que se encuentren y a la interpretación de unas complejas fórmulas establecidas en la legislación electoral es que accederán al cargo.
En nuestro país, encontramos bajo esa modalidad a 200 diputados federales de los 500 que conforman la Cámara; 32 Senadores de los 128 que integran el Senado; y para el caso de los Estados, tratándose de Michoacán, a 16 Diputados de los 40 que integran la Legislatura Estatal.
A primera vista, vemos con pleno convencimiento que son muchos servidores públicos que obtendrán un cargo público por esa vía, para el que no fueron electos de manera directa, agregándole el cuantioso recurso público con el cual se les pagarán su salario y demás prestaciones. Bajo esta última percepción, es que múltiples actores políticos han encontrado un discurso a modo y oportunista para ganar la simpatía de la ciudadanía proponiendo su extinción, sin pensar que algún día ellos serían la oposición y menos el gran daño que le harían a la democracia mexicana.
Los comúnmente conocidos como plurinominales surgieron apenas en 1977, mismos que se robustecieron jurídicamente en 1986. Su función es darle representatividad democrática, equilibrio y pluralidad a todas las fuerzas políticas contendientes; es decir, no solamente los ganadores de manera directa en las elecciones (siguiendo con el ejemplo, serían los 300 Diputados Federales, 64 Senadores y 24 Diputados Locales en Michoacán) tienen el derecho de decidir el rumbo de nuestro país o nuestro Estado, según se trate, sino también existen millones de ciudadanos que se inclinaron por otra fuerza política que no obtuvo la victoria, pero pudieron estar cerca de lograrlo y por ello deberán estar representados, tener voz y voto, pero que derivado del juego democrático, por pocos o muchos votos no lograron el primer lugar.
Es así como surgen los plurinominales, mismos que se adjudican en base al número de votos logrados por del partido político que se trate, en el entendido de que en el caso otrora hipotético de que un partido gane la mayoría de los cargos –y digo otrora hipotético, porque MORENA obtuvo en esta elección la gran mayoría de los cargos en disputa por elección directa-, existe en la ley un tope de representación, es decir, a aquellos que tuvieron la gran mayoría de votos y ganaron elecciones, hasta cierto número no podrán acceder a más cargos de representación proporcional, siendo adjudicados éstos a las demás fuerzas políticas, quienes estarán en condiciones de ser un contrapeso político y un ente vigía del gobierno en turno. Máxime en coyunturas políticas como la actual, sabemos que las mayorías aplastantes siempre son peligrosas, ya que paladear el poder y tener en sus manos el destino de un país o del Estado, puede ensoberbecer a más de alguno; por ello es importante que los demás jugadores democráticos tengan la posibilidad de ser contrapeso institucional, siendo una oposición responsable e inclusive, la ley les dota a las minorías legislativas (33% de los integrantes de la Cámara o Legislatura, sin importar que no sean del mismo partido) de instrumentos legales para impugnar leyes o combatir la invasión de atribuciones de órganos que sean violatorias a nuestra Constitución y que por el simple hecho de ser mayorías puedan impulsar y votar, cosa que no existe por ejemplo en Venezuela, donde un Presidente que decide cambiar la Constitución para poderse reelegir y sin mayor esfuerzo, con un Congreso a modo lo logra.
Es por ello, que en nuestro sistema político, los plurinominales son un mal necesario por el bien de nuestra propia democracia, de lo contrario nos podrían costar más caro y pagarlo con nuestras libertades o el menoscabo de nuestros derechos económicos, políticos, sociales y culturales actualmente logrados.
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Lic. Carlos Alberto Gutiérrez García.